domingo, 25 de septiembre de 2011

Sólo para sensibles...


Yo me enamoré de esos ojitos… de esas miradas de pura inocencia… de esas caritas… de esas sonrisas llenas de ternura… de esas manitos tan pequeñitas… de esos abrazos fuertísimos… Me enamoré! Porque para mi ellos son perfectos, son angelitos de Dios, bueno hay uno que otro diablito también, pero encantos todos!

Hace dos meses fui a parar a una fundación, en una Guarderia: Ñande Rogami. Ingresé como voluntaria; con la advertencia de que no iba ser fácil lidiar con niños muy pequeños, y con los mil y un trabajos que hay para realizar en el lugar, yo acepté.  Había decidido usar mi tiempo libre en un servicio a la comunidad.

Que levante la mano a quien no le compra y le vende una criatura que te dice cuando te ve: “te extrañé tía”, “te quiero muucho, grandoote lo”, “sentate conmigo”, “tía, quedatena a dormir conmigo la siesta”… O seré sólo yo muy fácil de comprar??  pero esto mi corazoncito no resiste. Todos los días me levantaba con ganas de ir a verlos, eran los únicos que lograban desconectarme del mundo, introduciéndome en un mundo mejor.

Cada uno de esos niños tiene sus problemas; padres separados, niños huérfanos, madres solteras, familias de escasos recursos… Me consta, porque lo he visto. Hay niños que llegan a la guardería en carrito, sí, en los carritos que estiran los caballos. Hay quienes van caminando con alguna vecina que los acerca porque los padres ya fueron a trabajar desde temprano. Hay quienes van en camionetas, en moto, y/o en bicicletas.

Afuera cada uno con su propia realidad… de clase social baja, media y uno que otro de clase alta. Adentro, todos iguales; sin discriminación. El trato, la educación, el cuidado es el mismo para cada uno de esos pequeñitos.

La mayoría de los niños cuanta con alrededor de 3 a 4 años y son pocos los “cabezudos”, creo que ya están todos entrenados. Muchos desde bebés que están ahí y se les ha enseñado y educado a: respetar,  obedecer, agradecer, compartir… a cuidar la higiene y la importancia que la misma requiere.  Aprendieron a dar gracias por los alimentos y a bendecir las manos de quienes las preparan.

A las 7:00 es por lo general el horario de llegada de los pequeños, hasta las 17:00 horario en que los padres pasan a retirarlos. Esto va de lunes a viernes. Llegan, colorean, juegan en el patio si el tiempo y clima así lo permiten, se les lava las manos para la media mañana, luego vuelven a jugar unas horas más, hasta forman filas y las tías les lavamos las manos uno a uno para luego pasar al comedor. Se bendice la comida: “bendícenos Señor, bendice nuestro pan, que todos comeremos para amar, amén”. Cuando todos acabaron de almorzar, dejando el plato vacío… se agradece y se canta mientras las tías reparten el jugo de frutas natural para ellos, luego viene el postre. Los que van a la escuela de tarde se preparan para ir. Los padres o algún transporte los pasan a buscar. Los demás se cepillan los dientes y se ponen sus pijamas para ir a dormir la siesta, para después despertarse y hacer algunos las tareas o aprender a escribir sus nombres principalmente aquellos que irán pronto a la escuela. Otros dibujan, colorean o juegan, hasta la hora de la merienda;  luego a esperar a sus padres o encargados a que los retiren.

Todas las personas que quieran donar juguetes, alimentos no perecederos lo pueden hacer, la dirección es Colon 416-Luque. Si bien los padres pagan una cuotita eso no abastece. Los gastos son tremendos, y la atención y el cuidado que se les brinda es enorme, yo lo vi, yo lo sé. Mucho de lo que ellos tienen y pueden ofrecer a los bebés es gracias a la gente de buen corazón.




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